Hola, yo soy Daniel Bisogno y esta es mi historia.
Desde muy joven supe que mi vida estaría ligada al espectáculo. Crecí en una familia tradicional, con padres que llevan más de 50 años juntos y que me inculcaron valores sólidos. Desde pequeño me fascinaba el teatro y el entretenimiento, algo que mi familia apoyó de una forma u otra.
Mi primera incursión en el medio artístico fue en el cine, con la película "Fieras contra fieras", donde viví experiencias impresionantes, como presenciar un leopardo desatado en el set.
Esa aventura solo reforzó mi deseo de continuar en el mundo del espectáculo. Luego vinieron la radio y el teatro, hasta que finalmente llegué a la televisión, en un camino que me llevó hasta "Ventaneando".
Entrar a "Ventaneando" no fue sencillo, pero mi persistencia y mi deseo de hacer algo diferente me permitieron encontrar mi lugar. Lo que empezó como una oportunidad se convirtió en una carrera de más de 26 años en el programa.
Ahí he aprendido lo que significa estar en el ojo público y cómo, muchas veces, las palabras tienen un impacto que no siempre medimos. He dicho cosas de las que me he arrepentido, pero también he aprendido a navegar en el mundo del espectáculo con humor y crítica, tratando de encontrar el balance entre entretener y no lastimar.
Sin embargo, mi vida no ha estado exenta de desafíos. Recientemente viví una experiencia límite con la salud que me llevó al borde de la muerte.
Tras una serie de malestares y un diagnóstico complicado, terminé perdiendo casi la mitad de mi sangre debido a una grave hemorragia interna. El proceso fue aterrador, especialmente porque mi hija Micaela fue lo primero que pasó por mi mente.
En medio de la anestesia y los procedimientos médicos, solo pensaba en que no quería dejarla sola. Afortunadamente, tuve el mejor equipo de especialistas y logré salir adelante. Esa experiencia me cambió la vida y me hizo replantear muchas cosas, desde mi salud hasta la importancia de valorar cada momento.
En el amor, he tenido varias relaciones significativas, incluyendo matrimonios y experiencias que me han enseñado mucho. He aprendido que lo más importante es la compatibilidad, el respeto y el entendimiento mutuo.
No me encasillo en etiquetas; me enamoro de las personas, no de un género o una expectativa social.
Hoy sigo trabajando en lo que amo, disfrutando cada día y aprendiendo de cada experiencia. He pasado por momentos difíciles, pero también por grandes alegrías. La vida es un aprendizaje constante y, si algo he aprendido, es que hay que vivir con intensidad, sin arrepentimientos y siempre con humor.